Manuel Vincent

"La fiesta de los toros está montada en esencia sobre la tortura pública de un animal, y, por muchos pases pintureros que el diestro pegue vestido de sota de espadas, nunca podrá ocultar la degradación que late bajo la supuesta belleza de una verónica...."

"Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el Rey de España y le guste a algún chino."

"Si alguien concibe que una carnicería semejante puede servir de soporte a un arte, ya está preparado para admitir que la verdad puede ser extraída mediante la tortura en el sótano de una comisaría; si se admite que la belleza puede surgir de la sangre derramada, aunque ésta se inflija a un animal, es que uno ya tiene justificado en el corazón todo tipo de violencia."


Manuel Vincent

lunes, 11 de octubre de 2010

Pamplinas taurinas de García-Escudero.

La vida del toro bravo

Recoge EL PAÍS del día 7 de octubre unas declaraciones del senador del Partido Popular Pío García-Escudero durante el debate sobre la declaración de las corridas de toros como Bien de Interés Cultural. Dice García-Escudero: "Si yo fuera toro, preferiría mil veces morir después de 20 minutos en una plaza de toros luchando y combatiendo antes que sufrir una larga agonía, como sufren en los correbous".

Es un argumento muy común estos días: que el toro de lidia vive de maravilla comparado con otros animales. Lo que bien pudiera ser cierto, dado el trato en general que damos a los animales y del que el toro es sangriento símbolo.
La falacia de este argumento es que suele implicarse que el toro vive de maravilla; en general y sin más, porque además tiene un fin digno. García-Escudero, en su deseo de ser toro, quizás olvida que otro aspecto de la dignidad del fin es la no aceleración del mismo, y que el toro más viejo en la plaza muere con seis años; cuando su esperanza de vida natural ronda la veintena. Esto, en un cálculo aproximado, es el equivalente de unos 25 años de vida humana.
Pío García-Escudero cumplirá este mes los 58 años. Aprovecho para felicitarle sinceramente, y para preguntarle con la misma sinceridad si quizás también "preferiría mil veces" llevar 33 años muerto (desde 1977 aproximadamente), o si por el contrario elegiría poder seguir vivo, en el Senado, afilando esa oratoria con la que alaba al toro como "símbolo de fortaleza, valentía y fecundidad".

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