Nuria Querol: "Cada vez que oigo esta desafortunada frase, no puedo evitar preocuparme..."
Cada vez que oigo esta desafortunada frase, no puedo evitar preocuparme por diversos motivos: el primero y más evidente, es por el hecho de negar nuestra propia condición de animales. Esta afirmación conlleva de manera implícita, además, el desprecio o la falta de consideración por los intereses de seres sintientes, como nosotros, por el simple hecho de pertenecer a una especie diferente de la nuestra.
Existe otra interesante cuestión: ignorar una expresión de comportamiento violento. La preocupación por la crueldad hacia los animales no es un fenómeno reciente, sinó que ya Sant Tomás, Kant o el psiquiatra Pinel (s. XVIII), considerado el padre de la psiquiatría en Francia, alertaron sobre la relación entre el maltrato a animales y a humanos. En los años 20, se publicó el libro"The young delinquent" por Cyril Burt, y se recogía como una de las manifestaciones de comportamiento violento a tener en cuenta, la crueldad hacia los animales. En EEUU, des de los años 70, el desarrollo de la ciencia del perfil criminal y la creación del VICAP (programa de captura de criminales violentos) permiten estudiar rasgos en común entre criminales, uno de los cuáles es, de nuevo, la crueldad hacia los animales.
Uno de los fundadores de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del F.B.I., Robert K. Ressler (el creador del concepto de asesino en serie) entrevistó a algunos de los agresores seuales y asesinos en serie más notorios de la criminología, como Jeffrey Dahmmer (el carnicero de Milwaukee), Richard Trenton Chase (el Vampiro de Sacramento) o Ed Kemper, encontrando una serie de características comunes.
En el primer estudio sistemático sobre asesinos en serie y agresores sexuales, Ressler y sus colegas Burgess y Douglas vieron que el 46% de ellos habían torturado animales cuando eran adolescentes. En otro estudio clásico sobre criminalidad y crueldad hacia animales, se encontró que los internos condenados por crímenes violentos (agresiones sexuales, homicidios, asesinatos, pedofilia) presentaban mayor frecuencia de antecedentes de maltrato a los animales que los convictos por delitos no violentos.
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