Manuel Vincent

"La fiesta de los toros está montada en esencia sobre la tortura pública de un animal, y, por muchos pases pintureros que el diestro pegue vestido de sota de espadas, nunca podrá ocultar la degradación que late bajo la supuesta belleza de una verónica...."

"Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el Rey de España y le guste a algún chino."

"Si alguien concibe que una carnicería semejante puede servir de soporte a un arte, ya está preparado para admitir que la verdad puede ser extraída mediante la tortura en el sótano de una comisaría; si se admite que la belleza puede surgir de la sangre derramada, aunque ésta se inflija a un animal, es que uno ya tiene justificado en el corazón todo tipo de violencia."


Manuel Vincent

lunes, 15 de noviembre de 2010

¡Qué barbaridad!

'Librero' revive un año más el rito ancestral del Toro Jubilo de Medinaceli


Medinaceli volvió a cumplir con la tradición celebrando el Toro Jubilo, el único toro de fuego que se celebra en Castilla y León. 'Librero' fue el astado que este año salió al ruedo en el que se convierte cada año la Plaza Mayor de la localidad. Una fiesta que se celebra cada segundo sábado del mes de noviembre dentro de los festejos en honor de los Cuerpos Santos: Arcadio, Probo, Pascasio, Eutiquiano y Paulino.
 
El ancestral rito comienza con la preparación del eral, que se inicia con la salida al ruedo del toro enmaromado hasta que se logra amarrar a una estaca o poste, una labor que requiere del esfuerzo de una veintena de medinenses.
Una vez allí, la mayor dificultad radica en colocar en la testuz del toro un armazón de hierro a modo de cuernos, donde se sujetan dos bolas de pez elaboradas con estopa, aguarrás y azufre, que después se prenden con una antorcha de fuego.
 
El siguiente paso es cubrir la piel del astado de barro de modo que el animal no sufra ninguna quemadura durante el desarrollo del festejo. Un joven de la localidad corta después la soga y libera al toro, que corre por el improvisado redondel ya con las bolas encendidas.
 
Una vez en el ruedo, los vecinos y también visitantes tientan al animal hasta que se apagan las bolas de fuego, un festejo que se prolongó en esta ocasión más de media hora. El Toro Jubilo, declarado festejo taurino tradicional en el año 2002, se celebra siempre rodeado de polémica por las denuncias que año tras año interponen diversas asociaciones protectoras de animales que insisten en su ilegalidad.
 
El alcalde de Medinaceli, Felipe Utrilla, insistió un año más en que el toro no sufre durante la fiesta, al tiempo que recordó que el eral es indultado después del festejo y vuelve al campo al día siguiente. El alcalde medinense destacó que, en caso contrario, el ganadero no permitiría que se dañara al animal.
Felipe Utrilla señaló que siguen llegando escritos y peticiones al Ayuntamiento para que el Toro Jubilo deje de realizarse, pero aseguró que el festejo forma parte de la tradición y seguirá celebrándose «mientras haya medinenses».
 
Los orígenes del Toro Jubilo se sitúan en el siglo XVI. Según el escritor y periodista Ángel Almazán, existe constancia documental en el Archivo de los Duques de Medinaceli de su celebración el 29 de septiembre de 1559, al regreso de la luna de miel del rey Felipe III y su esposa. También existen documentos en el mismo archivo que hablan de otras dos celebraciones, el 3 de agosto de 1568 y el 29 de mayo de 1598. El Toro Jubilo se realizaba entonces varias veces al año para el disfrute de personajes ilustres, y fue hacia el siglo XIX cuando el festejo se trasladó a la noche del 13 de noviembre o el sábado más cercano a esta fecha.
 

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